Especialmente desde que comenzó la crisis del SARS-CoV2 en 2020, la digitalización se ha convertido en un asunto destacado en los medios y la política.
Las instituciones educativas, los equipamientos públicos y las empresas comenzaron a desarrollar e implementar conceptos de digitalización en casi todos sus ámbitos. Se ha equipado al alumnado con tablets para estudiar sin importar su estatus social o preferencias individuales. Las reuniones a menudo se llevan a cabo únicamente de forma virtual, las películas se estrenan y se reproducen on-line. La digitalización se presenta en casi todos los sectores como una herramienta clave para la independencia y como un camino hacia una sociedad más justa.
Sin embargo, la expansión de los servicios digitales y virtuales también requiere una demanda creciente de equipos electrónicos y capacidad de los servidores. En este sentido, los opositores de la digitalización critican la inmensa cantidad de energía y materias primas necesarias para producir y operar dispositivos y servicios electrónicos.
En consecuencia, circulan estudios aparentemente contradictorios sobre el impacto de la digitalización en el medio ambiente y en la sociedad. Según la fuente, la atención se centra en el consumo de energía adicional debido a las capacidades requeridas por los servidores pero también se reduce el consumo de combustible debido a distancias de viaje más cortas, reuniones virtuales o factores sociales como el aislamiento.
Pero, ¿cuál es tu opinión sobre la digitalización?
